- Hola, muy buenas.¿Tiene usted casera aquí en el bar?
- Por supuesto.
- Pues entonces me voy.
- Oiga, ¿el anuncio no era al revés?
- ¿Y a mi qué me cuenta? Si yo soy el repartidor.
Sí, lo sé.El extremo calor es pésimo para las neuronas.Pido disculpas.El apedreamiento público puede comenzar.
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